con la vida madura entre las manos.
Ha enterrado su infancia en ese día.
La adolescencia sigue, y se resiste,
y cree no morir y va muriendo.
Hasta la noche en que uno se desvela,
agobiado su lecho de recuerdos.
Pierde la juventu en este encuentro.
Pero la madurez -oh donación tardía-
ya no nos abandona, aunque queramos
a la vejez abrirle nuestras puertas.
Que es más veloz la muerte que la vida,
dice Epicuro, anciano, a sus discípulos."
de Jose Luis Giménez Frontín
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