"Y si acaso una vez fuese un para siempre, y
los reinos de la soledad perpetua renovasen con el
crépúsculo su color, y si los deseos fuesen el único
camino transitable,
no dudaría en contemplar, frente a frente, -aunque
me cegase- el filo de tu espalda, en residir -durante
algún tiempo- en la humedad de tus labios y
en absorber, como la tierra, las libaciones del dolor
antiguo y azul de tu corazón de berilo"
Carmen Nuevo, Las Señas del Perseguidor, Cuadernos FIBULA de Poesía.
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